El linchamiento mediático de Guillermo Zapata, uno de los concejales de Manuela Carmena, por unos tuits entrecomillados de hace cuatro años citando chistes de humor negro sobre el holocausto, -cuando además no tenía ninguna responsabilidad política-, me parece injustificado y dice mucho de las enfermedades de este país. Es perverso. Pura guerra sucia. Alguien lleva escarbando hace tiempo en las hemerotecas buscando cuántas cristaleras rompimos de pequeños o qué páginas porno visitamos.
Vivimos en un reino de barberos y cuchillos donde fusilar al vecino es el deporte nacional. A río revuelto, ganancia de pescadores, se dicen los falsos periodistas amigos del poder. Nos la cogemos con papel de fumar y echamos las manos a la cabeza por auténticas minucias mientras miramos hacia otro lado o callamos por cobardía ante lo verdaderamente grave. Nos quedamos en los titulares y los memes y juzgamos y entramos al trapo sin conocer. La inteligencia y el sentido común se han mudado a otro siglo.
Nada hay más sagrado que la libertad. Por favor, que no nos hagan como ellos son: autocensurados, inquisidores, puteros y ladrones de doble moral y guante blanco, hipócritas.
Yo no hubiese bromeado en una red social, ni siquiera entrecomillando, sobre el tema de los judíos porque sé -como artista y ministro de la felicidad sin cartera- que nos debemos a cierta moderación en temas tan sensibles y que una palabra puede ser la chispa del edificio Windsor. Pero pienso que en una democracia de calidad hay que seguir repitiendo, cuantas veces haga falta, a Voltaire: “No comparto tu opinión pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla”. Y no soy ni amigo de Facebook de Guillermo Zapata, por cierto.
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Acabo de leer las disculpas y esta explicación del propio protagonista aquí:
http://guillezapata.tumblr.com/…/sobre-polemicas-y-contextos
Un comentario en “YO SOY GUILLERMO ZAPATA”